
En el departamento del Cher, en el centro geográfico de Francia...
Mi colega francés me llevó de excursión a un lago artificial no muy lejano al pueblo donde vivía. Por la mañana, muy pronto, pude verle como preparaba los arreos de pescador y el cebo que luego utilizaríamos para ir macerando el lago frente a nuestros puestos de pesca. En un cubo preparó la masa compuesta de deshechos de pescado, salvao, agua y garbanzos cocidos, unos enormes garbanzos. Me llamó la atención que entre los aparejos de pesca metió en la cesta un aparato que me recordó mis travesuras de chaval y no era otra cosa que un enorme tiragomas. Este instrumento nos sirvió durante la pesca para lanzar al agua mazizas pelotas de masa de cebo con las que macerábamos la orilla cercana a nuestras cañas.
Con todo preparado y unas enormes ganas por mi parte de pescar una carpa, especie que en España nunca había conseguido hasta entonces debido a que en mi tierra alavesa desconozco si existe algún lugar donde poder pescarlas, nos acercamos al lago distante no más de 10 km. de Bourges, localidad donde reside mi amigo Michel.
Al llegar al lago lo primero que hubo que hacer fue regularizar nuestro acceso y para ello nos dirigimos a la caseta del guarda, nos identificamos y abonamos los derechos de pesca establecidos para una jornada. No recuerdo la cantidad, Michel pagó por los dos, fueron unos pocos euros.
Pese a lo temprano de la hora ya habían llegado otros pescadores que ya éstaban colocados en sus puestos dispuestos a la faena. El guarda nos recomendó un par de posturas en los que a su criterio no tardaríamos en enganchar las primeras piezas, indicándonos que podíamos capturar dos piezas por pescador y debían ser no superiores a los 5 kgs. y con todos los aparejos nos dirigimos para la orilla del lago.
seguiremos...